lunes, 16 de mayo de 2011





Nunca me gusto eso de engancharme a una persona. Nunca me gustó enamorarme, porque sé que después de una bonita relación, ya sea larga o corta, viene el final, eso con lo que tanto se sufre y tantas lágrimas se desperdician. Y la verdad, aunque no lo parezca, todos tenemos ese miedo. Miedo a enamorarnos y acabar con el corazón roto y no saber como volver a montarlo. Yo tenía ese miedo. Tenía miedo a entregarle todo mi amor a una persona, y acabar sin nada, y con el corazón hecho pedazos. Pero desde que le tengo a élla, ese miedo desapareció. No dudé ni un segundo en amarle y en entregarle todo mi cariño. Me dio esa confianza, me hizo ver que no me romperá el corazón, que lo nuestro duraría mucho tiempo, que lo nuestro sería para siempre. Ahora, quiero hacerle ver que, por muchas peleas y discusiones que tengamos, el cariño que le tengo es igual o incluso mayor. Me encanta cuando se enfada. Me encanta cuando muestra su parte rebelde, su parte mala. Y es que, a pesar de todo... le sigo queriendo igual o incluso más que el primer día.

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