martes, 28 de junio de 2011

Ríe cuando puedas, llora cuando lo necesites.

Ahí me teneis en uno de esos días, en los que nadie te coge el teléfono y las paredes se te echan encima. Yo sé que siempre hay salida, pero saber que todo irá mejor no quita que me sienta echa una porquería. Pasan los años, los proyectos, los sueños... ¿Recuerdas como querías ser cuando eras pequeño? Crecer es darse cuenta de que la vida no es como quisieras que fuera, todo es mucho más complejo. Responsabilidades, luchas, deberes, sonreir cuando no te apetece. Mentir para no hacer daño a la gente, fingir cuando perfectamente sabes que te mienten. ¿Merece la pena hacer lo que se supone que debes, más veces de lo que realmente quieres? ¿Por qué terminé haciendo lo que todos hacen si se supone que siempre me sentí diferente? He sido una cobarde disfrazada de valiente, siempre pendiente del qué dirá la gente. Escondo mis miedos para parecer fuerte, pero ya no más, es hora de ser consecuente. Quizás la clave para ser realmente libre sea reir cuando puedas y llorar cuando lo necesites. Ser honesto con uno mismo, centrarse en lo importante y olvidarse del ruido. No obcecarse con los objetivos, tratar de relajarse y vivir algo más tranquilo. Sé que no soy perfecta, bien, no me castigaré más por no serlo. Voy a aprender a decir que no, a aceptarme como soy, a medir el valor. Porque a veces fui valiente por miedo, sé que suena extraño, pero lo peor de todo esque es cierto. Hoy busco dormir agusto, no suena muy ambicioso pero créeme, es mucho.

No hay comentarios: